Las grasas son consideradas el enemigo de manera equivocada, ya que son muy importantes y representan una cantidad importante en nuestro cuerpo, por ser un componente fundamental en todas nuestras células, al conformar la membrana celular y vitales en todo nuestro sistema nervioso desde el cerebro hasta cualquier nervio periférico. Desde los años 70, se consideró a las grasas como malas y en la mayoría de las dietas disminuyó su aporte en la dieta. Las grasas son esenciales para nuestro buen funcionamiento y son las grasas poliinsaturadas, las cuales son omega 3 y omega 6.
Estos 2 ácidos grasos deberían estar en equilibrio, ya que en exceso el omega 6, puede llegar a ser INFLAMATORIO; por el contrario un aporte adecuado de omega 3, será ANTIINFLAMATORIO.
Y en múltiples estudios omega 3 ha demostrado su beneficio al disminuir el riesgo cardiovascular e incluso se utilizan como terapia coadyuvante para disminuir trigliceridos. En la dieta es muy fácil encontrar múltiples fuentes de omega 6, en aceites vegetales, margarinas y múltiples alimentos procesados. A diferencia del omega 3 es más difícil encontrar fuentes adecuadas y biodisponibles, ya que la mejor fuente es la marina. El omega 3 con sus componentes EPA y DHA, se absorben mejor cuando los obtenemos del pescado y otras fuentes marinas.
Para obtener un balance adecuado entre estos 2 ácidos grasos debería ser lo más bajo posible es decir omega 6:omega 3, 1:1, o máximo 3:1; pero con la dieta actual la relación es de hasta 15:1. Como es tan complejo obtener este balance con la dieta, es recomendado suplementarse con OMEGA 3, preferiblemente de fuente marina y libre de contaminación por mercurio.
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